lunes, 7 de mayo de 2012

San Isidro

El santo Patrón de Madrid (San Isidro, labrador)



Semblanza de San Isidro, labrador
Ejemplo de sencillez
El 15 de mayo es la fiesta de san Isidro Labrador. Un santo cercano por su sencillez, por su vida de esposo y padre, y por su oficio de labrador. La Iglesia lo ha puesto como ejemplo -para todos los cristianos- de una vida vivida en el seguimiento de Jesús y de su Evangelio.
San Isidro es una persona que sirve de referencia por su estilo y su manera de vivir. Se hizo santo en esta misma tierra que es pisada por una infinidad de seres humanos. Cuando se habla o se piensa en los santos, casi inmediatamente se imagina a unas personas especiales, como si tuviesen una composición diferente a la que tienen el resto de los mortales.
En la primera carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Tesalónica está escrito: Ésta es la voluntad de Dios: vuestra santificación. Todo hombre, toda mujer, está llamado a ser santo. El Concilio Vaticano II recuerda esta llamada a la santidad: Todos los fieles, cualesquiera que sea el estado o régimen de vida, están llamados a la plenitud de la vida cristiana y a la perfección de la caridad. Quedan, pues, invitados y aun obligados todos los fieles cristianos a buscar insistentemente la santidad y la perfección dentro del propio estado. Es una llamada universal a la santidad. Nadie está llamado a la mediocridad, no existe un cristianismo de segunda clase, porque la meta es idéntica para todos los hombres y mujeres. San Isidro alcanzó la santidad. Y su camino de santidad es también el del cristiano del siglo XXI: Misa, trabajo, casa y prójimo.
Madrileño de nacimiento
San Isidro nació en 1080 ó 1082, en Madrid. Es muy posible que fuese bautizado en la iglesia de San Andrés. Siendo muchacho quedó huérfano. Su familia era de humilde condición. Él mismo, desde sus primeros años, trabajó como labriego al servicio de varios señores de la villa. A uno de ellos se le conoce como el caballero Vera. De esta primera época sólo nos cuentan sus biógrafos su total dedicación al trabajo y a la oración. Como dijo el papa Gregorio XV en la Bula de canonización: Nunca salió al trabajo sin antes oír, muy de madrugada, la santa Misa y encomendarse a Dios y a su Santísima Madre. Gustaba recorrer diariamente diversas capillas para hacer oración.
Matrimonio
Con la invasión de los almorávides, al frente de los cuales estaba Alí ben Yusuf, que venció al rey castellano Alfonso I el Batallador, y el posterior saqueo de Madrid, se vio obligado Isidro a huir a Torrelaguna. Allí conoció a María, apellidada Toribia, joven natural de Uceda, con la que posteriormente contrajo matrimonio en la parroquia de Santa María. Fue su esposa -santa María de la Cabeza- mujer de excelentes cualidades y, al igual que Isidro, amante de su trabajo y asidua en la oración.
Fruto de esta fue Illán, hijo único, del que se cuenta que siendo niño cayó a un pozo del que salió ileso por obra de la divina Providencia. Por esta época Isidro sufrió la incomprensión y envidia de muchos de sus compañeros, que incluso llegaron a calumniarle ante los señores. Pero su irreprochable honradez salió siempre a flote.
Regreso a Madrid
Pasada la crisis de la invasión almorávide y estando siempre presente la añoranza por su lugar de origen, decidió volver a Madrid. Allí entró al servicio del caballero Iván de Vargas, el cual pasado un tiempo, le puso allí al frente del laboreo y cuidados de sus tierras. De este tiempo parece que data la historia del famoso milagro de los bueyes conducidos por dos ángeles que suplían el trabajo de Isidro, mientras éste se dedicaba a la oración.
Muerte y glorificación
San Isidro murió de edad muy avanzada, el 15 de mayo de 1130. Próximo a expirar hizo humildísima confesión de sus faltas, recibió el Viático y exhortó a los suyos al amor de Dios y al prójimo. Fue enterrado en el cementerio de San Andrés, donde permaneció cuarenta años, al cabo de los cuales fue trasladado al cementerio común de la iglesia donde lo bautizaron. Cuando fue exhumado, el cuerpo del santo fue encontrado incorrupto. El 14 de junio de 1619 fue beatificado por el papa Paulo V y el 12 de marzo de 1622 canonizado por Gregorio XV a instancias del rey de España Felipe III.
Iconografía
En la iconografía de san Isidro se suele representar al Santo rezando mientras dos ángeles están con los bueyes arando, y esta representación puede inducir a engaño. San Isidro no dejó de cumplir sus deberes laborales para dedicarse a los rezos. Pero tampoco abandonó sus oraciones y sus prácticas de piedad por el trabajo. El origen de las imágenes de san Isidro con los ángeles arando los campos está en la actitud de Iván de Vargas que, en cierta ocasión, pensó que la vida de piedad de san Isidro iba en detrimento de sus campos. En un bello poema Lope de Vega recoge el suceso milagroso. Bastante enojado Iván de Vargas fue al campo para recriminar a san Isidro la dedicación de algún tiempo a su vida de piedad en vez de dedicarlo a las faenas agrícolas. Ya en el campo vio a los ángeles con los bueyes supliendo al Santo. Fue entonces cuando Iván de Vargas se dio cuenta de la profundidad de su virtud, por lo que la estima y la confianza que siempre le tuvo se transformó en veneración.
Ejemplo de santidad
San Isidro dejó a las generaciones posteriores el ejemplo de una vida santa en medio de los quehaceres diarios. Déjese ya la idea equivocada de que los santos fueron seres distintos al resto de los mortales. La inmensa mayoría de los fieles cristianos son personas que trabajan en el campo, o en las fábricas u oficinas, en los hospitales o en los despachos, o en el propio hogar. Se desplazan por carretera, ya sea en autobús o en coche propio, o en tren o metro, y también los hay que habitualmente utilizan el avión; les interesan las realidades de este mundo, por ejemplo, se interesan por el precio de los alimentos, les fastidia la subida del precio de la gasolina. Y de éstos cristianos, los que de verdad quieren ser santos, sin necesidad de salirse del mundo en que viven, hacen oración, trabajan con presencia de Dios, frecuentan los Sacramentos, asisten con piedad y devoción a la Santa Misa, y acuden al sacramento de la penitencia arrepentidos para confesar sus pecados, sus malos humores, sus enfados, sus orgullos, sus perezas, sus tentaciones fuertes, porque son de carne y hueso. Para ellos el santo Patrón de Madrid es un ejemplo. Él se santificó con las realidades cotidianas de su familia y de su trabajo, sin dejar sus deberes para con Dios.
San Isidro siguió el camino que Dios le había trazado. Su vida fue santa porque supo encontrar a Dios en los deberes cotidianos, familiares y profesionales. Bien entendió las palabras del Señor: Buscad, pues, primero el reino de Dios y su justicia, y todo lo demás se os dará por añadidura. Es uno de los santos laicos más antiguos de los que se tenga noticia: estuvo casado y unió devoción a trabajo.
Patrón de Madrid
Vida santa, pero no exenta de dificultades, escrita en 1275 por el diácono Juan Gil, de Zamora. En esa biografía se narran muchos milagros relacionados con la vida del santo y realizados por su intercesión.
En Madrid, de donde es Patrón, se le dedicó una iglesia construida entre 1626 y 1664, que durante décadas fue la catedral de la diócesis de la Capital de España; en su altar mayor se conservaron las reliquias del santo que hoy reposan en la catedral de Nuestra Señora de la Almudena.
Fuente: Anécdotas y catequesis http://anecdotasycatequesis.wordpress.com/2010/05/15/el-santo-patron-de-madrid-san-isidro-labrador/

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