El año pasado tuvo lugar algo conocido como
"la conspiración de Adviento" que básicamente incitaba
"redescubrir la Navidad". Lo pongo entrecomillado porque precisamente lo que no quería la Conspiración es que uno se acomodase en su asiento y se pensara que eso se hace sólo. Es una actitud constante y progresiva en el tiempo, que debe ir a más. Por así decir, es un ejercicio de preparación, como cuando estudias un examen, o cuando tienes una prueba física, cuando ensayas una obra de teatro... en todos estos casos uno comienza de cero, sin saber nada del examen, sin estar en la forma adeucada, sin saberse el papel que vas a representar... pero con el paso del tiempo, y bajo una contínuo estudio, preparación y ensayo, es cuando estas preparado para hacer el examen, reailzar y prueba y actuar en la obra.
Algo que se da de manera tan evidente en los casos que he descrito también se da del mismo modo en Adviento. Y no es algo que se diga y punto, y todos contentos, no. Es algo tan real como que el 25 de diciembre nace Jesús, (que significa que Yahveh es salvador), el Hijo de Dios; y lo hace para salvarnos del pecado y de la muerte.
Porque la palabra Adviento quiere decir espera, pero no una espera, como decir, cómo el que espera al bus, o como el que espera a que acabe la clase para ir al baño, o como aquel que simplemente es paciente por algo que va a llegar con el tiempo, no, nada de eso. Cuando uno está en Adviento ha de recogerse en una actitud de oración, esperando anhelante la venida de Cristo, porque sabes que te va a cambiar la vida, que te va a transformar en alguien totalmente nuevo. Cuando es el tiempo de Adviento uno pide a Dios la conversión de su alma, para que sepa cómo dejar que el Salvador nazca en su corazón.
Posiblemente sea el tiempo del año más importante, porque te prepara para el momento más importante, que Dios se hace hombre para que nosotros podamos estar con Él para siempre, para que podamos sentirle, tocarle, oirle. Para que no sea Alguien lejano, sino que habite en nosotros. Por eso, aunque no sea el tiempo oficialmente más relevante, en verdad sí que lo es, pues sin una prevía preparación no nos sería posible reconocer la venida del Señor al mundo.
