lunes, 16 de diciembre de 2013

PERO A QUÉ ESTAMOS EDUCANDO

Ante todo, llevo más de mucho tiempo sin escribir en el blog, cosa que lamento pero que me dispongo a explicar: para empezar, tenemos tantas cosas que hacer, cantidad de documentos, noticias, que leer, escribir, como para que encima leer estos post... pues como que uno se echa atrás. En fin, que voy al grano, que no está la cosa como para "no recortarse":

Cuando escribo el título a modo de pregunta exclamativa, pretendo que llame la atención lo mal que se está educando, en general, a todo el mundo, incluso a nosotros mismos. Y es que es de vergüenza ver como, día a día, los niños y mayores se pierden en una vida absurda y "de mentira". Lo que quiero decir es que dedicamos todo nuestro tiempo, o casi todo, a hacer, deshacer, rehacer, vuelta a empezar; a pensar en si todo ese proceso lo hemos "hecho" bien... en definitiva, nos quedamos sólo con los resultados.

Se han escrito libros y libros sobre este asunto, así que no estoy diciendo nada nuevo cuando afirmo que cada vez más se está perdiendo el norte educativo, y parece que, ahora, lo que prima es "el sur". Basta con decir que la enseñanza en el colegio/instituto, no va de la mano con la educación en casa. Cuando por pura definición, el aprendizaje es algo más que enseñar y crecer tampoco es sólo educación. Falta un elemento olvidado, por su creciente desuso: la libertad. Si ayudamos a crecer, pero sólo enseñamos cosas y educamos, pero no procuramos que se forme la libertad en las personas, nos las cargamos. 

Y la libertad, más allá de decir una definición -aunque por poder puedo- se puede resumir con algunos sencillos ejemplo: dale a un niño un juguete, y aprenderá a jugar con el; dale 30, y no sabrá por cual empezar. Está el hombre que se casa y comparte su vida con una sola mujer, dejando de buscar otras, pero siendo feliz; y está otro que se empeña en buscar lo que el primero tiene -felicidad-, pero sin querer renunciar al resto de mujeres, así que nunca comparte su vida con nadie, luego nunca es feliz.  Está aquel hombre que, con lo poco que tiene, se siente rico; y está otro que, teniendo mucho, siempre quiere más, porque por mucho que tenga, siempre va a querer más, es insaciable. Está aquel hombre que ahoga sus penas en una botella, y ese otro que asume su realidad y la afronta. 

Pero el ejemplo más bueno es el de aquel hombre que, siendo como es libre, elige dejarse amar por Dios; en cambio está ese otro hombre que, queriendo como todo ser humano, amar y ser amado, no se deja, pues no comprende que, para amar, antes has de ser amado, pues nadie da lo que no tiene. Y la pregunta es... ¿Quién comenzó a amar Primero para que los hombres nos sintamos amados? La respuesta ya se sabe, pero claro, como educar es otra cosa bien distinta, pues... para que molestarnos en hablar de ello a los niños, a los jóvenes, a los adultos, a los mayores, a todos.

La verdadera educación es aquella que enseña como Cristo enseña: "aunque era Dios, se despojó y se hizo esclavo; se entregó a la muerte, y una muerte de Cruz". En está corta frase se encierra el misterio de la educación, del aprendizaje, de la enseñanza: antes de pretender que los demás aprendan, aprende tu primero de ellos; antes de pedir, da; si has de enseñar algo en clase, deja que tus niños te enseñen primero como hacerlo; en lugar de exigir y quejarte, se humilde y se entregado, ofrécete en lugar de decir siempre que esto o aquello no funciona, si está en tu mano, no esperes a que otro lo arregle. Si quieres que los demás se comporten de una determinada manera, o que aprendan esto o aquello, o que crezcan sanos y sean buenas personas, pero tu, con tu testimonio, no procuras hacer lo que pides... ¿A qué estás educando?

miércoles, 6 de noviembre de 2013

EL MUSICAL QUE TE CAMBIARÁ LA VIDA: LA OVEJA NEGRA

Os dejo el mensaje que mi tía Paz me ha pedido que difunda; si queréis saber quien es mi tía, sólo tenéis que visitar su página web: www.pazmatud.com Garantizo a todo aquel que vaya verlo que le cambiará la vida. Mucho mejor que "El Rey León" o cualquier otro, y SÓLO vale 3€         


  ¡¡¡¡¡¡AYUDARME A DIFUNDIRLO!!!!!!!
NOTA DE PRENSA
El próximo 28 de Diciembre en Madrid tendrá lugar el estreno     
"LA OVEJA NEGRA"     
EL PRIMER MUSICAL PROFESIONAL DEL MUNDO CON LOS VALORES DE LA FE.
Con el apoyo del Sr.Cardenal Arzobispo de Madrid, Don Antonio María Rouco Varela, así como de la Fundación "Madrid Vivo" y del empresario teatral Enrique Cornejo, la Compañía "Talitha cumi" llega por fin a Madrid después del arrollador éxito de su musical "La oveja negra".
El espectáculo, con el nivel artístico de los mejores musicales de nuestra cartelera, tiene la particularidad de contar con un guión original que transmite valores de fe muy propios del tiempo de Navidad como nunca se había hecho hasta ahora.
Un elenco de artistas de primera fila en un espectáculo absolutamente original que en el formato del Musical incluye todos los estilos coreográficos: funky, hip-hop, ballet clásico, flamenco, jazz, danza acrobática, bollywood, gospel, rap o musical americano además de espectaculares acrobacias, que ha conmocionado a creyentes y no creyentes rendidos a la magia de un espectáculo único, ideal para acudir en familia en vacaciones de Navidad.
"LA OVEJA NEGRA"  el musical.
Cines Dreams Palacio de Hielo
C/ Silvano 77 metro Canillas (L4)
 28, 29, 30 de Diciembre y 1 de Enero 18.30 h.
31 de Diciembre 16 h.
Si quieres ver un vídeo con el tráiler del musical en el apartado "nuestros espectáculos" de la web www.musicalestalithacumi

sábado, 7 de septiembre de 2013

Una gran alegría: ¡¡Oh, oh, oh, oh, gracias, oh, oh, oh, oh, tu eres mi alegría!!


Sin pararme a explicar ni a argumentar o exponer grandes rasgos sobre el agradecimiento, me gustaría escribir unas cuantas frases, porque, ante todo, menos es nada, y de la nada no sale nada:

Estoy redactando es post con el temazo que les he puesto allá arribota de fondo, Oh, oh, oh, oh, gracias!! y así prosigo: ¿alguna vez has pensado que, con muy poco, tal vez un grano de, por ejemplo, mostaza, o ketchup (a no esto no, que es un compuesto) [Oh, oh, oh, oh, gracias, tu eres mi alegría] puedes mover, sí, sí amigo, ¡¡MOVER montañas!!?, pues creetelo, es real. 

Hace unas horas me dice un amigo: "¿Dónde están las llaves?" como comprenderéis no tenía ni ídea de que me estaba hablando, porque si me dice que donde está el destornillador, lo comprendería (aún me faltan por poner algunos tornillos). El caso es que este chico me hablaba de mi nuevo blog, que se llama así, y que al parecer le ha llamado la atención. Parecerá una tontería, pero, así de pronto, me ha llevado a plantearme la magnitud de las consecuencias de nuestras acciónes y sus consiguientes repercusiones. Y me digo: "que pena la cantidad de cosas buenas que no se hacen y que nunca se llevarán a cabo, porque es triste que igual alguien no llegue a ser feliz o no conozca a Cristo por que uno de nosotros dejamos de obrar y nos quedamos sentados". 

¿Y qué es lo que demando que se debe, o que se necesita imperiosamente? Pues, es simple: "es de buen nacido, ser agradecido". Cuando uno es feliz es porque se siente dicho, y ya no espera ser recompensado cuando da, cuando ama, lo hace porque lo necesita, porque "ha encontrado la VIDA en Él":

"No tengo nada en mis manos que entregarte, 

Mi ofrenda es solamente gratitud 

No tengo dinero, ni manera para repagarte, 

la vida en abundancia que, me has dado en plenitud" 

¡¡Oh, oh, oh, oh, gracias!! 

¡¡Oh, oh, oh, oh, tu eres mi alegría!! 

¡¡Oh, oh, oh, oh, encontre la VIDA en TI" 

¡¡CANTELA CONMIGO!! 

"¿Sabías que en el Tabernáculo había una cortina que separaba al pueblo de la presencia de Dios? Pero el día que Jesús se quitó la cortina para que todos pudieramos entrar. La Sangre de Jesús quito todos los obstaculos para que pudiéramos entrar con 

Acción de Gracias"

Si hay gente que se va de misiones y luego se va a un programa de radio a las doce de la noche ¡¡el día de su cumpleaños!! para contar su testimonio, dicendo cosas que no se suelen hacer públicas, hablando sin vergüenza y explayándose, haciendo bromas de situaciones duras..., si una niña de cinco años supera las barreras de lo imaginable y le sonríe a la muerte, al dolor, y nos da a todos una lección de como estar siempre agradecido, de estar siempre feliz con lo que se tiene, de aceptación de las cosas... 

¿A QUÉ ESTÁS ESPERANDO PARA HACER 
DE TU VIDA UN CANTO DE 
ACCIÓN DE GRACIAS?

lunes, 2 de septiembre de 2013

Rezar por Maki

Hace unas semanas me enteré de lo que le ocurría a esta niña tan mona, que es hermana de un excompañero de colegio, y me puse muy triste, la verdad. A todos nos toca sufrir en la vida y tratar de llevarnos bien con el dolor, pero cuando ves a una cosita tan pequeña, tan indefensa, en este estado, no sabes que hacer. 

Mi hermana menor hace no tanto que tenía la edad de Maki, y no puedo imaginar siquiera como recibiría un palo tan grande como este, porque cuando tienes una hermanita de esa edad, tan adorable, es lo último que te esperas.

Os pido desde aquí que no paréis de rezar por esta precisa niña, que tiene toda la vida por delante. Ante todo, Dios sabe más y "si aceptamos las cosas buenas que nos da, ¿por qué no aceptar las malas? Aún así hemos de rezar mucho, mucho por ella, para que se cumpla Su voluntad, pero no debemos olvidar que Dios escucha, sobre todo a los niños "sed como niños" y nos anima a pedir "pedid y se os dará".

Si acudimos a María, rezando un Acordaos, Ella, mediadora de todas las Gracias, Madre de Dios y Madre nuestra, aquella que convenció a Jesús para que nos diera más vino, puede interceder por Maki. No perdamos la fe, siempre hay esperanza para los hombres de buena voluntad. 

Os dejo unas fotos y la oración a María que nos pide su familia que recemos: 






miércoles, 24 de abril de 2013

domingo, 21 de abril de 2013

El Buen Pastor

Había una vez una familia muy, muy numerosa, había muchos primos, sobrinos, tios, tíos-segundos, abuelos, tios-abuelos, nietos, sobrino-nietos, suegras, nueros, cuñados, perros gatos... de todo.Y un buen día de junio, decidieron reunirse para celebrar dos grandes acontecimientos que habían tenido lugar recientemente:

Uno de los sobrinos -o primos, según se mire- había terminado la carrera -o grado, como se prefiera (les recuerdo que ya no se llaman licenciaturas- de Arte Dramático. Y uno de los tíos-abuelos acababa de hacer 50 años como sacerdote, casi na'... se llama Pami -nombre de origen hebreo que quiere decir propiedad de mi, osea de yo-. 

Así que se reunen todos en un pueblecito muy agradable llamado Los Molinos, en la urbanización conocida por "La Puerca de la Cerca", en un descampado donde había varios molinos -cuenta la leyenda que allí un Menda Lerenda llamado Alonso Quijano se estrelló tan estrepitosamente que el pueblo quedó así bautizado- y también varías vallas, ¿cuántas? vaya usted a saber. El caso es que, después de terminar de zampar y engullir toda la comida que se habían traído (suficiente como para alimentar al Toro José) decidieron hacer un concurso entre los dos "conmemorandos":

Les propusieron que se retasen mutuamente, así que el anciano cura, sabio él, supo como engatusar al sobrino, que ardía en deseos de demostrar a todos sus brillantes dones "oratorios", y le propuso recitar el Salmo 22:

-Querido sobrino, ¿conoces el Salmo 22?
-Por supuesto tío, haya va:

El Señor es mi pastor, nada me falta
En verdes praderas me hace recostar
Me conduce hacia fuentes tranquilas y repara mis fuerzas...

A medida que recitaba los versos, ponía todo su empeño por darles viveza y entusiasmos, y así se lo reconocieron todos, cuando al acabar comenzaron a aplaudirle. Pero ahora era el turno del anciano sacerdote, que sentándose en un taburete, poníendo las manos sobre las rodillas y cerrando los ojos, comenzó a recitar calmadamente el salmo:

El Señor es mi pastor, nada me falta
En verdes praderas me hace recostar
Me conduce hacia fuentes tranquilas y repara mis fuerzas...

Después de los primeros versos, la gente comenzó a conmoverse de la manera tan sencilla y sentida con que el bueno del cura estaba deleitándoles con sus palabras, que más que decir los versos, los contaba como si realmente estuvieran llevándole hacía "fuentes tranquilas". 

Me conduce por el sendero justo,
por el honor de su Nombre, 
aunque camine por cañadas oscuras, nada temo...

Cuando llegó a esta parte y dijo "porque tu vas conmigo", el público estaba contemplandole con admiración, con un agradecimento que sólo podían expresar con lágrimas en los ojos... ¡es que era tan real, tan bonito cómo lo decía! y al final, termino de recitar el Salmo 22. Hubo unos instantes de silencio, y de pronto, todos se levantaron y comenzaron a aplaudirle y a vitorearle como nunca antes lo habían hecho, y seguramente, como nunca jamás lo harán. Mientras que al sobrino le aplaudieron entusiasmados, ahora lo hacían profundamente emocionados, alegres, porque lo que acaban de presenciar les había removido el corazón. Pero entonces el sobrino se dirigió al tío-abuelo:

-Bueno tío, reconozco que me has derrotado, pero con trampas, ya que yo conocía el Salmo 22, pero tu conoces al Pastor. 



domingo, 10 de marzo de 2013

El hijo pródigo

Alguna vez en la vida es normal sentirse sólo, sentirse vacío, sentirte mal contigo mismo. Seguro que en esos momentos difíciles te vienen a la mente muchas cosas, muchas personas, quizá algún momento más agradable. Porque en el fondo uno necesita sentirse amado, porque estamos aquí para amar, para llegar a ser felices junto con las personas a las que amamos. 

Pero los hombres tenemos un orgullo que hace que esto deje de ser lo que nos mueva... y acabamos por malvivir, acabamos vacíos por dentro y profundamente tristes. La más terrible de las soledades. Quizás no todos pasen por momentos tan dramáticos, pero seguro que han tenido lugar circunstancias a lo largo de nuestra vida que sí que se parecían a esto. 

Y no es que sea inevitable, es que es necesario. Así de fuerte y así de cierto. Porque ¿cómo vas a amar sin antes haber sido perdonado?, sí has leído bien, sin haber sido perdonado. ¿O acaso hay alguien que pueda vivir sin que se le consuele, sin que se le abrace, sin que se le sonría? La verdad es que creo que el ser humano se parece cada vez más a las piedras... ¡Hasta los animales se consuelan! Tendría que llamarse el "ser de piedra", con el doble sentido que tiene. Aquel que no quiera ser perdonado jamás llegará a amar, pues nunca será amado por nadie, ya que no podrán, por mucho que se empeñen... será como golpear con los puños una piedra.

Me parece a mi que no empeñamos en complicarnos la vida con lo que al principio digo: por que no salimos de nuestro orgullo. El único problema es que esa luchas es sólo nuestra, una lucha interna entre quienes somos y quienes somos realmente: "seres amados". Quien no ama no vive. Esta muerto. Y quien ama hasta dar la vida, ese está VIVO. Porque sólo podremos VIVIR si nos desprendemos de nuestra vida, si dejamos de agarrarla, como sí alguien nos la quisiera robar. 

Cuando alguien tiene un amigo y entre ellos hay verdadera amistad, es porque los dos se han entregado  mutuamente parte de sí mismos al otro. El ser humano se completa con los demás, porque cuando se da recibe, pero si no da se queda sin nada, luego permanece incompleto. Las personas nacemos con forma, pero no formados, eso es un proceso que dura toda la vida.

Aquel hijo tendría faltas, como cualquier hijo, pero su orgullo provocó que eso le llevará a decirle a su padre: "estoy harto de ti, quiero que te mueras, pero como yo soy muy cobarde para hacerlo, prefiero que me des la herencia y así poder irme y hacer como que has muerto". Pero lo cierto es que este hijo no tenía motivos para estar harto del padre, el problema es que es incómodo vivir con tu padre aparentando ser lo que no eres. Pero hubiera sido más sencillo que el hijo reconociera ante su padre la verdad, pues tarde o temprano esta se acaba revelando. Nadie puede vivir con la mentira, o la sueltas o te la dejas ahí hasta que la combiertes en tu realidad, hasta que llegas a pensar que es cierta y te la crees.

Así que el hijo se llegó a creer que no estaba agusto por culpa de su padre, que no quería morirse. Y ya me diréis que culpa tiene este padre bueno de todo esto... ninguna. Pero el orgullo de los hijos pequeños es fuertemente impulsivo, y lleva a tomar decisiones precipitadas, como irte de casa...

Pero el otro hijo también tendría faltas, como cualquier otro hijo, pero al ser el primogénito y ser el "hermano cumplidor" se pensaba, y estaba convencido de ello, de que él era un buen hijo... ¿pero que clase de buen hijo eres sino amas a tu padre? Porque amar es mucho más que cumplir... ¿o acaso miento? Es lo que tiene ser el mayor (que me lo digan a mi, que tengo tres hermanos pequeños), que te crees superior. Este otro hermano tenía un orgullo más profundo, más meditado, más soberbio: ser creía el mejor, y no perdía un segundo en demostrárselo a sí mismo.

Por lo tanto este otro hijo permanece... en la mentira, cómo el otro, pero este no sólo acepta la mentira, sino que convive tranquilamente con ella... al menos su hermano sabía que en casa no se sentía bien (luego en el fondo sabía que no estaba bien consigo mismo, aunque aún no era capaz de asumirlo). Pero es que este estaba absoluta y perfectamente de estar bien, de que no le pasaba nada, de que se sentía agusto... eso si que es orgullo, señores míos, del bueno.

Termina la historia y al primero se le perdona porque es capaz de asumir que no estaba bien y se arrepiente, pero al segundo no se le perdona, porque no se puede, ya que no se arrepiente; dado que ni siquiera se da cuenta de que él está mal. Como se había considerado siempre bueno... ¿por qué no iba a seguir siéndolo?

Esto se resume en una frase, la de ayer: "quien se humille será enaltecido y quien se enaltezca será humillado"

domingo, 3 de marzo de 2013

LO RELEVANTE Y LO SUPERFLUO

Cuando te juntas con los amigos, lo normal es contar cosas divertidas y anecdóticas, recuerdos y acontecimientos peculiares... y todo es está muy bien, pero es, sin duda, super-fluo (fluo viene del latín y significa "deslizarse un líquido"). Si veis todo lo que se describe en el enlace, comprobaréis que a lo que se refiere es "al líquido que rebasa la capacidad de un recipiente, cuando lo llenamos en exceso, y por eso rebosa".

Seguramente pases las horas "superfleando" -que suena como "buceando" aunque es justamente lo contrario: nadar en la superficie- y luego cada mochuelo a su olivo. Y esto es lo habitual, casi es mejor decir "lo normal". Me parece genial que haya momentos para hacer este tipo de "nado", pero eso no quita lo que es: algo que rebosa, que no llena,"algo más" y no algo que mejore o perfeccione. Y mi pregunta es: ¿En el fondo, que se busca en todo esto?:

Lo cierto es que cuando no hay un esfuerzo por crear un climax donde se profundice lo que ocurre es que eso genera vacío, porque sales igual que cuando entraste, y desde luego ese no era tu objetivo inicial, ¿o sí? Espero que no. 

Lo que sucede es que no valoramos lo que se nos da (lo que se nos dona). El tiempo que se ha perdido, pudiendo enriquecerse, es algo que jamás se va a recuperar, y eso es lo realmente triste, que pudiendo hacer todo esto, la cosa acabe en un "compartir" cosas al modo "superfluista". 

Te falta el tiempo para contar todo tipo de chorradas pero luego lo dejas pasar cuando se trata de demostrar a las personas cuánto les quieres. Todo esto también se puede dar en el contexto anterior, en el que un grupo de amigos se reunen. 

Quizás es que en realidad no amas, sino que "quieres porque quieres" y no "porque sí". Entonces, ánimo, empieza a amar de verdad, sin chorradas que comentar, llegando al fondo de las personas. Algo imprescindible a la hora de amar, pues crea vínculos fuertes y sólidos, relevantes y no superfluos. 

Y es así como se comprueba en que grado de amistad te encuentras con respecto a tus amistades. También mide el grado de compromiso de un grupo de amigos. Creo sinceramente que uno tiene que procurar aprovechar los momentos para "bucear", incluso cuando se trate de un grupo amplio, para descubrir, para conocer más a las personas... si se supone que vivimos hoy, ¿por qué ese afan por rememorar tantas escenas pasadas? 

Somos lo que fuimos, pero eso no quiere decir que nos enriquezca hablar mucho del pasado. Yo soy de la opinión de los que afirman que, aunque viene muy bien recordar lo ocurrido, cuando esto se combierte en una tendencia, puede ser sinónimo de que algo falla, de que estás "anclado al pasado", pero la amistad que antes había ya no es tal, y ha pasado a un grado menor.

Todo depende de lo que aspieremos conseguir, de lo que queremos lograr, de adonde queremos llegar, que metas queremos alcanzar. La diferencia es clara: pudes contentarte con ser como las aves de corral... cuando puedes volar como las águilas.

Ahí fuera hay un mundo apasionante, que es real: 
Los demás 

PD:Deja de contar "anéctodas baratas" y comienza a descubrir la riqueza de las personas. 

miércoles, 13 de febrero de 2013

Comienza la Cuaresma

















MENSAJE DEL SANTO PADRE
BENEDICTO XVI
PARA LA CUARESMA 2013

Creer en la caridad suscita caridad
«Hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído en él» (1 Jn 
4,16)

Queridos hermanos y hermanas:
La celebración de la Cuaresma, en el marco del Año de la fe, nos ofrece una ocasión preciosa para meditar sobre la relación entre fe y caridad: entre creer en Dios, el Dios de Jesucristo, y el amor, que es fruto de la acción del Espíritu Santo y nos guía por un camino de entrega a Dios y a los demás.
1. La fe como respuesta al amor de Dios
En mi primera Encíclica expuse ya algunos elementos para comprender el estrecho vínculo entre estas dos virtudes teologales, la fe y la caridad. Partiendo de la afirmación fundamental del apóstol Juan: «Hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído en él» (1 Jn 4,16), recordaba que «no se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva... Y puesto que es Dios quien nos ha amado primero (cf. 1 Jn 4,10), ahora el amor ya no es sólo un “mandamiento”, sino la respuesta al don del amor, con el cual Dios viene a nuestro encuentro» (Deus caritas est, 1). La fe constituye la adhesión personal ―que incluye todas nuestras facultades― a la revelación del amor gratuito y «apasionado» que Dios tiene por nosotros y que se manifiesta plenamente en Jesucristo. El encuentro con Dios Amor no sólo comprende el corazón, sino también el entendimiento: «El reconocimiento del Dios vivo es una vía hacia el amor, y el sí de nuestra voluntad a la suya abarca entendimiento, voluntad y sentimiento en el acto único del amor. Sin embargo, éste es un proceso que siempre está en camino: el amor nunca se da por “concluido” y completado» (ibídem, 17). De aquí deriva para todos los cristianos y, en particular, para los «agentes de la caridad», la necesidad de la fe, del «encuentro con Dios en Cristo que suscite en ellos el amor y abra su espíritu al otro, de modo que, para ellos, el amor al prójimo ya no sea un mandamiento por así decir impuesto desde fuera, sino una consecuencia que se desprende de su fe, la cual actúa por la caridad» (ib., 31a). El cristiano es una persona conquistada por el amor de Cristo y movido por este amor ―«caritas Christi urget nos» (2 Co 5,14)―, está abierto de modo profundo y concreto al amor al prójimo (cf. ib., 33). Esta actitud nace ante todo de la conciencia de que el Señor nos ama, nos perdona, incluso nos sirve, se inclina a lavar los pies de los apóstoles y se entrega a sí mismo en la cruz para atraer a la humanidad al amor de Dios.
«La fe nos muestra a Dios que nos ha dado a su Hijo y así suscita en nosotros la firme certeza de que realmente es verdad que Dios es amor... La fe, que hace tomar conciencia del amor de Dios revelado en el corazón traspasado de Jesús en la cruz, suscita a su vez el amor. El amor es una luz ―en el fondo la única― que ilumina constantemente a un mundo oscuro y nos da la fuerza para vivir y actuar» (ib., 39). Todo esto nos lleva a comprender que la principal actitud característica de los cristianos es precisamente «el amor fundado en la fe y plasmado por ella» (ib., 7).
2. La caridad como vida en la fe
Toda la vida cristiana consiste en responder al amor de Dios. La primera respuesta es precisamente la fe, acoger llenos de estupor y gratitud una inaudita iniciativa divina que nos precede y nos reclama. Y el «sí» de la fe marca el comienzo de una luminosa historia de amistad con el Señor, que llena toda nuestra existencia y le da pleno sentido. Sin embargo, Dios no se contenta con que nosotros aceptemos su amor gratuito. No se limita a amarnos, quiere atraernos hacia sí, transformarnos de un modo tan profundo que podamos decir con san Pablo: ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí (cf. Ga 2,20).
Cuando dejamos espacio al amor de Dios, nos hace semejantes a él, partícipes de su misma caridad. Abrirnos a su amor significa dejar que él viva en nosotros y nos lleve a amar con él, en él y como él; sólo entonces nuestra fe llega verdaderamente «a actuar por la caridad» (Ga 5,6) y él mora en nosotros (cf. 1 Jn 4,12).
La fe es conocer la verdad y adherirse a ella (cf. 1 Tm 2,4); la caridad es «caminar» en la verdad (cf. Ef 4,15). Con la fe se entra en la amistad con el Señor; con la caridad se vive y se cultiva esta amistad (cf. Jn 15,14s). La fe nos hace acoger el mandamiento del Señor y Maestro; la caridad nos da la dicha de ponerlo en práctica (cf. Jn 13,13-17). En la fe somos engendrados como hijos de Dios (cf. Jn 1,12s); la caridad nos hace perseverar concretamente en este vínculo divino y dar el fruto del Espíritu Santo (cf. Ga 5,22). La fe nos lleva a reconocer los dones que el Dios bueno y generoso nos encomienda; la caridad hace que fructifiquen (cf. Mt 25,14-30).
3. El lazo indisoluble entre fe y caridad
A la luz de cuanto hemos dicho, resulta claro que nunca podemos separar, o incluso oponer, fe y caridad. Estas dos virtudes teologales están íntimamente unidas por lo que es equivocado ver en ellas un contraste o una «dialéctica». Por un lado, en efecto, representa una limitación la actitud de quien hace fuerte hincapié en la prioridad y el carácter decisivo de la fe, subestimando y casi despreciando las obras concretas de caridad y reduciéndolas a un humanitarismo genérico. Por otro, sin embargo, también es limitado sostener una supremacía exagerada de la caridad y de su laboriosidad, pensando que las obras puedan sustituir a la fe. Para una vida espiritual sana es necesario rehuir tanto el fideísmo como el activismo moralista.
La existencia cristiana consiste en un continuo subir al monte del encuentro con Dios para después volver a bajar, trayendo el amor y la fuerza que derivan de éste, a fin de servir a nuestros hermanos y hermanas con el mismo amor de Dios. En la Sagrada Escritura vemos que el celo de los apóstoles en el anuncio del Evangelio que suscita la fe está estrechamente vinculado a la solicitud caritativa respecto al servicio de los pobres (cf. Hch 6,1-4). En la Iglesia, contemplación y acción, simbolizadas de alguna manera por las figuras evangélicas de las hermanas Marta y María, deben coexistir e integrarse (cf. Lc 10,38-42). La prioridad corresponde siempre a la relación con Dios y el verdadero compartir evangélico debe estar arraigado en la fe (cf. Audiencia general 25 abril 2012). A veces, de hecho, se tiene la tendencia a reducir el término «caridad» a la solidaridad o a la simple ayuda humanitaria. En cambio, es importante recordar que la mayor obra de caridad es precisamente la evangelización, es decir, el «servicio de la Palabra». Ninguna acción es más benéfica y, por tanto, caritativa hacia el prójimo que partir el pan de la Palabra de Dios, hacerle partícipe de la Buena Nueva del Evangelio, introducirlo en la relación con Dios: la evangelización es la promoción más alta e integral de la persona humana. Como escribe el siervo de Dios el Papa Pablo VI en la Encíclica Populorum progressio, es el anuncio de Cristo el primer y principal factor de desarrollo (cf. n. 16). La verdad originaria del amor de Dios por nosotros, vivida y anunciada, abre nuestra existencia a aceptar este amor haciendo posible el desarrollo integral de la humanidad y de cada hombre (cf. Caritas in veritate, 8).
En definitiva, todo parte del amor y tiende al amor. Conocemos el amor gratuito de Dios mediante el anuncio del Evangelio. Si lo acogemos con fe, recibimos el primer contacto ―indispensable― con lo divino, capaz de hacernos «enamorar del Amor», para después vivir y crecer en este Amor y comunicarlo con alegría a los demás.
A propósito de la relación entre fe y obras de caridad, unas palabras de la Carta de san Pablo a los Efesios resumen quizá muy bien su correlación: «Pues habéis sido salvados por la gracia mediante la fe; y esto no viene de vosotros, sino que es un don de Dios; tampoco viene de las obras, para que nadie se gloríe. En efecto, hechura suya somos: creados en Cristo Jesús, en orden a las buenas obras que de antemano dispuso Dios que practicáramos» (2,8-10). Aquí se percibe que toda la iniciativa salvífica viene de Dios, de su gracia, de su perdón acogido en la fe; pero esta iniciativa, lejos de limitar nuestra libertad y nuestra responsabilidad, más bien hace que sean auténticas y las orienta hacia las obras de la caridad. Éstas no son principalmente fruto del esfuerzo humano, del cual gloriarse, sino que nacen de la fe, brotan de la gracia que Dios concede abundantemente. Una fe sin obras es como un árbol sin frutos: estas dos virtudes se necesitan recíprocamente. La cuaresma, con las tradicionales indicaciones para la vida cristiana, nos invita precisamente a alimentar la fe a través de una escucha más atenta y prolongada de la Palabra de Dios y la participación en los sacramentos y, al mismo tiempo, a crecer en la caridad, en el amor a Dios y al prójimo, también a través de las indicaciones concretas del ayuno, de la penitencia y de la limosna.
4. Prioridad de la fe, primado de la caridad
Como todo don de Dios, fe y caridad se atribuyen a la acción del único Espíritu Santo (cf. 1 Co13), ese Espíritu que grita en nosotros «¡Abbá, Padre!» (Ga 4,6), y que nos hace decir: «¡Jesús es el Señor!» (1 Co 12,3) y «¡Maranatha!» (1 Co 16,22; Ap 22,20).
La fe, don y respuesta, nos da a conocer la verdad de Cristo como Amor encarnado y crucificado, adhesión plena y perfecta a la voluntad del Padre e infinita misericordia divina para con el prójimo; la fe graba en el corazón y la mente la firme convicción de que precisamente este Amor es la única realidad que vence el mal y la muerte. La fe nos invita a mirar hacia el futuro con la virtud de la esperanza, esperando confiadamente que la victoria del amor de Cristo alcance su plenitud. Por su parte, la caridad nos hace entrar en el amor de Dios que se manifiesta en Cristo, nos hace adherir de modo personal y existencial a la entrega total y sin reservas de Jesús al Padre y a sus hermanos. Infundiendo en nosotros la caridad, el Espíritu Santo nos hace partícipes de la abnegación propia de Jesús: filial para con Dios y fraterna para con todo hombre (cf. Rm 5,5).
La relación entre estas dos virtudes es análoga a la que existe entre dos sacramentos fundamentales de la Iglesia: el bautismo y la Eucaristía. El bautismo (sacramentum fidei) precede a la Eucaristía (sacramentum caritatis), pero está orientado a ella, que constituye la plenitud del camino cristiano. Análogamente, la fe precede a la
caridad, pero se revela genuina sólo si culmina en ella. Todo parte de la humilde aceptación de la fe («saber que Dios nos ama»), pero debe llegar a la verdad de la caridad («saber amar a Dios y al prójimo»), que permanece para siempre, como cumplimiento de todas las virtudes (cf. 1 Co13,13).
Queridos hermanos y hermanas, en este tiempo de cuaresma, durante el cual nos preparamos a celebrar el acontecimiento de la cruz y la resurrección, mediante el cual el amor de Dios redimió al mundo e iluminó la historia, os deseo a todos que viváis este tiempo precioso reavivando la fe en Jesucristo, para entrar en su mismo torrente de amor por el Padre y por cada hermano y hermana que encontramos en nuestra vida. Por esto, elevo mi oración a Dios, a la vez que invoco sobre cada uno y cada comunidad la Bendición del Señor.
Vaticano, 15 de octubre de 2012

BENEDICTUS PP. XVI

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lunes, 11 de febrero de 2013

BENDITO PAPA

Supongo que cuesta titular un post cómo este, así que voy a escribirlo y luego lo meditaré:

Acaban de anunciar desde la Santa Sede que el Papa ha dicho que renuncia al Pontificado, lo hará el último día de este corto mes, a las ocho de la tarde (en Roma es la misma hora que en España), las siete en la Comunidad Canaria.

Se están diciendo muchas cosas al respecto, pero lo único que debemos asumir es que cuando uno "no se siente con fuerzas y está ya mayor y después de haber examinado la conciencia (...) y está  sufriendo y rezando (...) tiene el derecho y el deber de renunciar" Palabras de BXVI.

El texto es más largo, pero este fragmento muestra su gran libertad interior. Y es que este hecho sin precedentes (hay que remontarse medio siglo atrás) demuestra su gran humildad y es un ejemplo de Su Santidad hacia nosotros. Cuando digo "nosotros" me estoy refiriendo a todos, cristianos o no.

Me vienen a la mente las palabras de Jesús a las hijas de Jerusalén: «No lloréis por mi, llorad vosotras y por vuestros hijos, pues si en el leño verde hacen esto, en el seco, ¿qué se hará?».

Pienso que si el Papa no ha soportado esto es porque vivimos un momento MUY delicado. Y creo que lo más acertado es tomar su ejemplo y "renunciar y retirarse a orar". Y cuando veo que se va a retirar a un convento lo "veo" más claro:


OREMUS PRO PAPAM




By Jc, un servidor que busca servir, en sirbio.