lunes, 16 de diciembre de 2013

PERO A QUÉ ESTAMOS EDUCANDO

Ante todo, llevo más de mucho tiempo sin escribir en el blog, cosa que lamento pero que me dispongo a explicar: para empezar, tenemos tantas cosas que hacer, cantidad de documentos, noticias, que leer, escribir, como para que encima leer estos post... pues como que uno se echa atrás. En fin, que voy al grano, que no está la cosa como para "no recortarse":

Cuando escribo el título a modo de pregunta exclamativa, pretendo que llame la atención lo mal que se está educando, en general, a todo el mundo, incluso a nosotros mismos. Y es que es de vergüenza ver como, día a día, los niños y mayores se pierden en una vida absurda y "de mentira". Lo que quiero decir es que dedicamos todo nuestro tiempo, o casi todo, a hacer, deshacer, rehacer, vuelta a empezar; a pensar en si todo ese proceso lo hemos "hecho" bien... en definitiva, nos quedamos sólo con los resultados.

Se han escrito libros y libros sobre este asunto, así que no estoy diciendo nada nuevo cuando afirmo que cada vez más se está perdiendo el norte educativo, y parece que, ahora, lo que prima es "el sur". Basta con decir que la enseñanza en el colegio/instituto, no va de la mano con la educación en casa. Cuando por pura definición, el aprendizaje es algo más que enseñar y crecer tampoco es sólo educación. Falta un elemento olvidado, por su creciente desuso: la libertad. Si ayudamos a crecer, pero sólo enseñamos cosas y educamos, pero no procuramos que se forme la libertad en las personas, nos las cargamos. 

Y la libertad, más allá de decir una definición -aunque por poder puedo- se puede resumir con algunos sencillos ejemplo: dale a un niño un juguete, y aprenderá a jugar con el; dale 30, y no sabrá por cual empezar. Está el hombre que se casa y comparte su vida con una sola mujer, dejando de buscar otras, pero siendo feliz; y está otro que se empeña en buscar lo que el primero tiene -felicidad-, pero sin querer renunciar al resto de mujeres, así que nunca comparte su vida con nadie, luego nunca es feliz.  Está aquel hombre que, con lo poco que tiene, se siente rico; y está otro que, teniendo mucho, siempre quiere más, porque por mucho que tenga, siempre va a querer más, es insaciable. Está aquel hombre que ahoga sus penas en una botella, y ese otro que asume su realidad y la afronta. 

Pero el ejemplo más bueno es el de aquel hombre que, siendo como es libre, elige dejarse amar por Dios; en cambio está ese otro hombre que, queriendo como todo ser humano, amar y ser amado, no se deja, pues no comprende que, para amar, antes has de ser amado, pues nadie da lo que no tiene. Y la pregunta es... ¿Quién comenzó a amar Primero para que los hombres nos sintamos amados? La respuesta ya se sabe, pero claro, como educar es otra cosa bien distinta, pues... para que molestarnos en hablar de ello a los niños, a los jóvenes, a los adultos, a los mayores, a todos.

La verdadera educación es aquella que enseña como Cristo enseña: "aunque era Dios, se despojó y se hizo esclavo; se entregó a la muerte, y una muerte de Cruz". En está corta frase se encierra el misterio de la educación, del aprendizaje, de la enseñanza: antes de pretender que los demás aprendan, aprende tu primero de ellos; antes de pedir, da; si has de enseñar algo en clase, deja que tus niños te enseñen primero como hacerlo; en lugar de exigir y quejarte, se humilde y se entregado, ofrécete en lugar de decir siempre que esto o aquello no funciona, si está en tu mano, no esperes a que otro lo arregle. Si quieres que los demás se comporten de una determinada manera, o que aprendan esto o aquello, o que crezcan sanos y sean buenas personas, pero tu, con tu testimonio, no procuras hacer lo que pides... ¿A qué estás educando?

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