domingo, 10 de marzo de 2013

El hijo pródigo

Alguna vez en la vida es normal sentirse sólo, sentirse vacío, sentirte mal contigo mismo. Seguro que en esos momentos difíciles te vienen a la mente muchas cosas, muchas personas, quizá algún momento más agradable. Porque en el fondo uno necesita sentirse amado, porque estamos aquí para amar, para llegar a ser felices junto con las personas a las que amamos. 

Pero los hombres tenemos un orgullo que hace que esto deje de ser lo que nos mueva... y acabamos por malvivir, acabamos vacíos por dentro y profundamente tristes. La más terrible de las soledades. Quizás no todos pasen por momentos tan dramáticos, pero seguro que han tenido lugar circunstancias a lo largo de nuestra vida que sí que se parecían a esto. 

Y no es que sea inevitable, es que es necesario. Así de fuerte y así de cierto. Porque ¿cómo vas a amar sin antes haber sido perdonado?, sí has leído bien, sin haber sido perdonado. ¿O acaso hay alguien que pueda vivir sin que se le consuele, sin que se le abrace, sin que se le sonría? La verdad es que creo que el ser humano se parece cada vez más a las piedras... ¡Hasta los animales se consuelan! Tendría que llamarse el "ser de piedra", con el doble sentido que tiene. Aquel que no quiera ser perdonado jamás llegará a amar, pues nunca será amado por nadie, ya que no podrán, por mucho que se empeñen... será como golpear con los puños una piedra.

Me parece a mi que no empeñamos en complicarnos la vida con lo que al principio digo: por que no salimos de nuestro orgullo. El único problema es que esa luchas es sólo nuestra, una lucha interna entre quienes somos y quienes somos realmente: "seres amados". Quien no ama no vive. Esta muerto. Y quien ama hasta dar la vida, ese está VIVO. Porque sólo podremos VIVIR si nos desprendemos de nuestra vida, si dejamos de agarrarla, como sí alguien nos la quisiera robar. 

Cuando alguien tiene un amigo y entre ellos hay verdadera amistad, es porque los dos se han entregado  mutuamente parte de sí mismos al otro. El ser humano se completa con los demás, porque cuando se da recibe, pero si no da se queda sin nada, luego permanece incompleto. Las personas nacemos con forma, pero no formados, eso es un proceso que dura toda la vida.

Aquel hijo tendría faltas, como cualquier hijo, pero su orgullo provocó que eso le llevará a decirle a su padre: "estoy harto de ti, quiero que te mueras, pero como yo soy muy cobarde para hacerlo, prefiero que me des la herencia y así poder irme y hacer como que has muerto". Pero lo cierto es que este hijo no tenía motivos para estar harto del padre, el problema es que es incómodo vivir con tu padre aparentando ser lo que no eres. Pero hubiera sido más sencillo que el hijo reconociera ante su padre la verdad, pues tarde o temprano esta se acaba revelando. Nadie puede vivir con la mentira, o la sueltas o te la dejas ahí hasta que la combiertes en tu realidad, hasta que llegas a pensar que es cierta y te la crees.

Así que el hijo se llegó a creer que no estaba agusto por culpa de su padre, que no quería morirse. Y ya me diréis que culpa tiene este padre bueno de todo esto... ninguna. Pero el orgullo de los hijos pequeños es fuertemente impulsivo, y lleva a tomar decisiones precipitadas, como irte de casa...

Pero el otro hijo también tendría faltas, como cualquier otro hijo, pero al ser el primogénito y ser el "hermano cumplidor" se pensaba, y estaba convencido de ello, de que él era un buen hijo... ¿pero que clase de buen hijo eres sino amas a tu padre? Porque amar es mucho más que cumplir... ¿o acaso miento? Es lo que tiene ser el mayor (que me lo digan a mi, que tengo tres hermanos pequeños), que te crees superior. Este otro hermano tenía un orgullo más profundo, más meditado, más soberbio: ser creía el mejor, y no perdía un segundo en demostrárselo a sí mismo.

Por lo tanto este otro hijo permanece... en la mentira, cómo el otro, pero este no sólo acepta la mentira, sino que convive tranquilamente con ella... al menos su hermano sabía que en casa no se sentía bien (luego en el fondo sabía que no estaba bien consigo mismo, aunque aún no era capaz de asumirlo). Pero es que este estaba absoluta y perfectamente de estar bien, de que no le pasaba nada, de que se sentía agusto... eso si que es orgullo, señores míos, del bueno.

Termina la historia y al primero se le perdona porque es capaz de asumir que no estaba bien y se arrepiente, pero al segundo no se le perdona, porque no se puede, ya que no se arrepiente; dado que ni siquiera se da cuenta de que él está mal. Como se había considerado siempre bueno... ¿por qué no iba a seguir siéndolo?

Esto se resume en una frase, la de ayer: "quien se humille será enaltecido y quien se enaltezca será humillado"

domingo, 3 de marzo de 2013

LO RELEVANTE Y LO SUPERFLUO

Cuando te juntas con los amigos, lo normal es contar cosas divertidas y anecdóticas, recuerdos y acontecimientos peculiares... y todo es está muy bien, pero es, sin duda, super-fluo (fluo viene del latín y significa "deslizarse un líquido"). Si veis todo lo que se describe en el enlace, comprobaréis que a lo que se refiere es "al líquido que rebasa la capacidad de un recipiente, cuando lo llenamos en exceso, y por eso rebosa".

Seguramente pases las horas "superfleando" -que suena como "buceando" aunque es justamente lo contrario: nadar en la superficie- y luego cada mochuelo a su olivo. Y esto es lo habitual, casi es mejor decir "lo normal". Me parece genial que haya momentos para hacer este tipo de "nado", pero eso no quita lo que es: algo que rebosa, que no llena,"algo más" y no algo que mejore o perfeccione. Y mi pregunta es: ¿En el fondo, que se busca en todo esto?:

Lo cierto es que cuando no hay un esfuerzo por crear un climax donde se profundice lo que ocurre es que eso genera vacío, porque sales igual que cuando entraste, y desde luego ese no era tu objetivo inicial, ¿o sí? Espero que no. 

Lo que sucede es que no valoramos lo que se nos da (lo que se nos dona). El tiempo que se ha perdido, pudiendo enriquecerse, es algo que jamás se va a recuperar, y eso es lo realmente triste, que pudiendo hacer todo esto, la cosa acabe en un "compartir" cosas al modo "superfluista". 

Te falta el tiempo para contar todo tipo de chorradas pero luego lo dejas pasar cuando se trata de demostrar a las personas cuánto les quieres. Todo esto también se puede dar en el contexto anterior, en el que un grupo de amigos se reunen. 

Quizás es que en realidad no amas, sino que "quieres porque quieres" y no "porque sí". Entonces, ánimo, empieza a amar de verdad, sin chorradas que comentar, llegando al fondo de las personas. Algo imprescindible a la hora de amar, pues crea vínculos fuertes y sólidos, relevantes y no superfluos. 

Y es así como se comprueba en que grado de amistad te encuentras con respecto a tus amistades. También mide el grado de compromiso de un grupo de amigos. Creo sinceramente que uno tiene que procurar aprovechar los momentos para "bucear", incluso cuando se trate de un grupo amplio, para descubrir, para conocer más a las personas... si se supone que vivimos hoy, ¿por qué ese afan por rememorar tantas escenas pasadas? 

Somos lo que fuimos, pero eso no quiere decir que nos enriquezca hablar mucho del pasado. Yo soy de la opinión de los que afirman que, aunque viene muy bien recordar lo ocurrido, cuando esto se combierte en una tendencia, puede ser sinónimo de que algo falla, de que estás "anclado al pasado", pero la amistad que antes había ya no es tal, y ha pasado a un grado menor.

Todo depende de lo que aspieremos conseguir, de lo que queremos lograr, de adonde queremos llegar, que metas queremos alcanzar. La diferencia es clara: pudes contentarte con ser como las aves de corral... cuando puedes volar como las águilas.

Ahí fuera hay un mundo apasionante, que es real: 
Los demás 

PD:Deja de contar "anéctodas baratas" y comienza a descubrir la riqueza de las personas.